Hoy bebería en una taberna y fumaría sin descanso, entre las risas alcoholizadas. Ese olor, ese olor...que baja de la nariz a las entrañas, que me cripa los nervios y me hace desfallecer. ¿Por qué? inútil preguntarse el por qué de su inutilidad, de su perversidad, de su malicia. Inútil razonar. Quizá perecer...la sangre, el corte, las venas, el alicatado blanco, la bañera blanca, la luz cegadora...y ese chorro denso, rojo, intensa paz. ¿Por qué? ¿Cómo es posible? - ¿Será posible? ¿Son ellos como yo? ¿Yo soy como ellos? ¿Puedo serlo (ahogarme, unirme a esa masa viscosa)? Decepción, decepción. Nueva confrontación con ellos, con el mundo. Con sus ojos ávidos, con su tacto áspero y su voz chillona. Hediondos, los metros son hediondos. La comunidad: el espacio y sobrepasarlo. Demasiada gente. Mi estómago grita, llora, se enfada, desaparece...tensión, los nervios crispados. Hoy los detesto, me arrincono, no hablo. Hoy muero.

¿Qué (quién) pasó, pequeña?
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