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Este blog ha ido tomando su forma...creo que ahora ya sé lo que es. Aquí soltaré de todo pero, sobre todo, fotografías. O eso creo.
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domingo, 21 de febrero de 2010

I'm dreaming

Hoy tengo mucho de que hablar y tengo mucho tiempo. Hoy siento que tengo toda la vida. Esta noche es larga, infinita. Es una noche feliz. Quizá no sepan por qué y, en cierto modo, están como yo. Pero hoy el sol salió y París, bajo la luz de este sol de finales de febrero, es una joya. Es bruto. Así que vivo en París. Ese París. El que soñé, el que todos conocen. Y miro por la ventana y veo París, y lo oigo y lo siento. Y mierda! me emociona este sol de finales de febrero.
Hace años ya soñé con París. Uno distinto. Cerca de mis 15 años yo vivía en mí los años sesenta. Soñaba su estética, su música, su literatura, su ideología, su revolución. Soñé el mayo. Y mi corazón deseaba levantar los adoquines para encontrar la playa.
Aún hoy lo sigo soñando...creo que toda mi vida es una recreación de esa época que soñé entonces...
Acabo de terminar de ver una película maravillosa...
Veamos: hoy sueño cine, sexo, libros, música, filosofía y libertad. Sueño vino y tabaco. Sueño parques y sol.



Primero un Maupassant. Sus relatos. El disfrute de la angustia, la locura, lo mágico, el sueño, el misterio contados por él. La muerte o el miedo se transforman en niebla y te ahogan. El orgullo se transforma en pobreza y te da risa de ridículo.
Especialmente: "El collar de perlas", a leer justo a Madame Bovary de Flaubert, de quien era gran amigo y quien la convirtió en su protegido. Muy conocido "El Horla" y me encantó "¿Quién sabe?". Increíble la capacidad de descripción, que te envía directamente al lugar de los hechos...no hay violencia, no hay muertos ni fantasmas. Hay miedos y presencias. Hay algo sobrenatural que sale de lo real, de las mismas aguas. Nota: leer "Sobre el agua" te hace meterte competamente dentro.



Otro libro: After Dark. Escrito por un autor por quien siento verdadera fascinación, como por Wong Kar Wai y al que me transporta. Leer a Murakami es irme a Japón y ver esas mismas soledades, ese mismo dolor y ese mismo amor. Imprescindible la lectura de Tokio blues. Norwegian Wood. Esos nombres, esos símbolos, esos paisajes, esas vidas, esas fuerzas...con la muerte y el desamor siempre pegados a los talones. Con el suicidio siempre acechando en cada esquina. Y esa soledad de leer en una cafetería, de huir de casa, de perseguir a una muchacha o de amar a una mujer de sueño. También la locura, de dolor y soledad, se cuela por debajo de la puerte y se introduce hasta las entrañas. Incomprensión, debilidad, necesidad y cierta dosis de marginación. Personas e historias aisladas...tan lejanas y cercanas.
After Dark es la huida de una joven que no se ama y que no soporta su casa, que, en na noche, conoce muchas experiencias y vidas y se acepta más, se quiere más y resuelve sus cuentas pendientes y sus interrogaciones. Del caos a la paz de dentro, de muy hondo.Tipos extraños y música, siempre música en medio de las conversaciones en las que nos inmiscuimos y gracias a las cuales conocemos a los personajes. Todo visto desde nuestra cámara...estamos en el cine y conocemos toda la situación, pero no podemos intervenir en ella y nos hacemos vagabundos de la noche con nuestros personajes.
Es una novela para amar la noche, para aguantar la soledad. Nos invita a conocernos a nosotros mismos y a hablar con esta gente. A mí me incita a dialogar.



Y como hablar de Murakami es casi hablar también de música-más bien de jazz-, aquí están las tres canciones que he descubierto gracias a esa novela y que le ponen su banda sonora:
-Five Spot After Dark, con Curtis Fuller al trombón.
-Sophisticated lady, de Duke Ellington.
-Sonnymoon, de Sony Rollings.
La primera acompaña al título de la novela. La segunda le da el toque de sensualidad a la noche. La tercera nos muestra un solo de trombón assez puissant.
Y, como regalo nocturno, os ofrezco otra. Ésta surge de la unión entre Ellington y Coltrane.In a sentimental mood. Una delicia para los oídos ideal acompañante para la seducción de guantes negros y cortinas rojas.



Y llega el momento del cine.
Pongámonos en situación: viernes por la noche: borracha de vino hasta las orejas. Hoy me levanto a las 17h30, aproximadamente. Mi estómago no está muy convencido. Mi casera está de viaje, así que tengo la casa para mí y me instalo en el salón. Después de comer, mi pulso aún no se ha recuperado. Me pongo la primera película, después intento entretenerme con otra cosa sin éxito y me pongo otra. Tengo toda la noche. Aún tengo ganas de otra. Tengo toda la vida. Esta noche es eterna.
La primera película es El desprecio, de Jean-Luc Godard. Año 1963. Mi decepción es palpable al final, por varias razones. La primera es que la veo en francés sin subtítulos y...no entiendo nada. La segunda es que, efectivamente, Godard no es lo mío. Hay unas escenas que odio, grabaciones de estatuas pintadas. Al menos conozco a Brigitte Bardot y a Fritz Lang, y ambos me gustan. Otro problema es el final de la película. Pero, mientras tanto, me pregunto por qué coño se enfada tanto Bardot con su marido. Y me parece todo tan poco creíble...me gustan, sobre todo, Bardot y los interiores. Odio la música y al productor. Me gusta el marido: sus trajes, cigarros y sombrero. No encuentro los tiempos. Desprecio la reincidencia en el error del marido. Me encandiló la casa de Capri, una arquitectura extraña. Extraño final y desarrollo...incomprensible. Pero bonito color de interiores y vestuario de la pareja.



La segunda película me entusiasma. Me hace sonreír y temer. Me introduce en ella, en París y en el 68. Me hace mirar con adoración a Eva Green, espectacular con su vestido verde, su purito y su boina roja. Es Soñadores. Me enamoro de Michael Pitt y de Louis Garrel. Los envidio.
Sus vidas se encuentran por su amor al cine y allí nace algo que los hará pegarse y conocerse para descubrirse a sí mismos. Su sexo, su relación. Comparten amores e intereses. Están locos. Sueños, erotismo, sexo, política, literatura, filosofía, cine, música...todo se une, se hace uno.
Adoro dos cosas:
1-los paralelismos que hace con películas antiguas.
3-Lo que ocurre en el Louvre...ahora tengo ganas irrefrenables de hacerlo.
Y otra cosa más...cómo Bertolucci te lleva a esa época. La casa, los pósters, la ropa, la música...adorable y conmovedora.



Aquí están expuestas mis razones:



Disfruto en este estado. Entusiasmo, sigo soñando. Voy a por un cigarro.

3 comentarios:

  1. Oh, yo vi "The Dreamers" y me decepcionó ligeramente... igual es que me la habían pintado muy bonita, muy genial, pero me esperaba más política. Aunque no deja de ser bella y perturbadora, y ligeramente amarga. Y concluye con ese "Rien de rien", y otro par de momentos: cuando ella está que no está encadenada, y cuando es la Venus de Milo (sin manos, que dice Sabina). O cuando rescata un filete y un plátano de la podredumbre.
    En cuanto a todo lo demás, creo que odio a Maupassant pero sin tener muchos referentes (se suicidó ¿verdad?), que Coltrane me suena porque Lisa llamó así a uno de sus gatos (no todo está en los libros).
    Me encanta tu ebriedad decadente. El vino y la dulzura y París, me alegro de que tengas tu hueco y la ciudad sea tu piel. O lo que sea. (A)

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  2. por q ese odio?
    yo no buscaba la politica de the dreamers...

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  3. Ese odio no lo sé, ya te lo he dicho. Y tampoco yo buscaba un alegato político-social extraordinario, simplemente creí que tenía más relevancia lo político, más relevancia que salir puño maoísta en alto por fastidiar a papá y mamá. Insisto en que no me esperaba una revuelta obrera, ni siquiera intelectualismo panfletario, pero creí que entre cigarrillos y sexo habría pasión política también. No sé si me he explicado del todo; siempre acabamos en pie de guerra, espero que de forma sana. (A)

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