Esperas, esperas. La tarde va cayendo...y al final el dolor de cabeza o el ligero hormigueo del estómago o tu consciencia te saca a la calle para hacer algo, para no quedarte paralizada, porque quien no se mueve, muere.
La ostentación parisina es a veces desoladora, pero ilumina.
¡Qué hacer?
Finalmente coger la línea 6, cambiar a la 10 y salir en un sitio desconocido. Comenzar a andar por el 16e y quedarse abrumado es todo uno. Y, en una recóndita calle encontrar la Fundación Le corbusier. Una mierda para unos, líneas rectas estéticas para otros. Puede ser frío, pero tiene algo que me gusta. Es limpio y supongo que muy burgués. Qué le voy a hacer, uno no elige sus gustos.
http://www.fondationlecorbusier.fr/
Después de pasear por ninguna parte, dirigirse al Louvre: desconocido aburrido. Admirar a Delacroix y a da Vinci o Boticelli. Y quedarse estupefacta con las estatuas griegas (robadas). Sutil belleza, extraordinaria carnalidad. Una oda al cuerpo. Un cuerpo gracioso y vivo, lleno y relleno.
http://www.louvre.fr/llv/commun/home.jsp
Venus de Milo
Bellas curvas
Hermoso hermafrodita
Mañana vuelo.
¿Quieres decir que vuelves? Dime que sí o dime que no, porque si no el triste alcohol me arrasará a esta hora incomprensible.
ResponderEliminarIncomprensible. Y esa fina sutileza para diseccionarse, por qué no será una constante en nosotros.
Un abrazo (A)
Vuelvo!
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